Países bálticos
Miembros de la Unión Europea (UE) desde 2004, los países bálticos se han convertido en muy poco tiempo en un ejemplo formidable de gestión financiera y fomento de la competitividad y la inversión.
Tras un valiente ajuste en 2009, que supuso recortes muy significativos en el gasto público y una política fiscal contractiva para contener el déficit, estos tres mercados experimentaron la recuperación más rápida de toda la UE, al volver a crecer por encima del 6% en el cuarto trimestre de 2009 (tras una caída abrupta de más del 15% en los 9 primeros meses del año). El sector de la construcción, que llegó a desplomarse en 2009 y el del comercio al por menor, que perdió un tercio de su volumen en el mismo año, han dejado de ser un lastre para la economía, y el auge de las exportaciones y de su consumo interno ha impulsado a los tres países hacia la senda de un crecimiento sano y sostenible, basado ya en la productividad y no en burbujas. Sus cifras de paro ya se encuentran muy próximas al pleno empleo: por debajo del 6,5% en Estonia, del 8,5% en Lituania y del 10% en Letonia.
La Comisión Europea prevé un crecimiento sostenido en los tres países para 2022-2023, desde el 1% (Estonia) al 2,9% (Letonia), a pesar de la crisis generada por la guerra de Ucrania, iniciada en febrero de 2022. La alta inflación no parece tener, por el momento, una influencia significativa en el consumo, gracias al aumento paralelo del poder adquisitivo de los consumidores. Su dependencia de Rusia está en su punto más bajo (2% en bienes, 10% en servicios, frente al 73 % de la UE).
En el período 2021-2027 recibirán una amplia base de fondos de la UE (LT: 2.000 millones de euros; LV: 1.100 millones de euros; EE: 900 millones de euros), que representarán entre el 3 y el 4% de su PIB. Actualmente, el valor de los activos exteriores de los bancos centrales bálticos es superior a cualquier otro registrado anteriormente, crece la confianza de los consumidores y el déficit público está bajo control.
Varios sectores de sus economías, como las TIC, el inmobiliario (que ha despertado de nuevo con fuerza), la maquinaria o los bienes de equipo representan hoy grandes oportunidades para los inversores extranjeros.
Por su seguridad jurídica, su ambiente de negocios, su ubicación privilegiada y la competitividad de sus costes, los países bálticos son también una plataforma logística muy atractiva que puede dar acceso a los grandes mercados de su entorno y a zonas económicas exclusivas con interesantes condiciones y ventajas fiscales.